(Mundo
Microfinanzas) Mucho se ha dicho y hablado del “primer papa latinoamericano”,
“primer papa del Nuevo Mundo”, “primer papa jesuita”… Mucho se espera que estas
discontinuidades traigan consigo cambios profundos en la iglesia católica. Un
Vaticano más atento a la realidad social y a las vicisitudes propias de las
naciones y regiones más pobres y desplazadas. Más sensible a la ampliación de los
derechos civiles, del respeto por las minorías y por el lugar cada vez más
preponderante de la mujer en todas las esferas de la vida cotidiana. Una
iglesia cada vez menos atada al lujo, la pompa, la promiscuidad con el poder
financiero, la complacencia con curas sospechados de prácticas sexuales aberrantes.
Se ha
hablado mucho, también, de los gestos austeros del nuevo papa y la venturosa
significación de su nombre, Francisco. Muchos de quienes vivimos en la capital argentina
y hemos sido, hasta hace algunos días, vecinos del arzobispo Jorge Mario
Bergoglio, abrigamos alguna esperanza desde el conocimiento que nos ha dado esa vecindad. Alguna vez me ha
tocado cruzarme con Bergoglio, mezclado como uno más, en el hervidero del
transporte público de Buenos Aires. Y sabemos que su palabra no se
circunscribía al recinto de la catedral, sino que la llevaba consigo a plazas,
lugares públicos, lugares de trabajo y peregrinaciones de creyentes. Esto no
deja de ser alentador para quienes esperamos que la iglesia sea un actor más
empático y compenetrado con los problemas de la sociedad.
Los
argentinos hemos sido testigos además de una prédica políticamente activa -no
neutra- del cardenal Bergoglio. Esto, lejos de atenuar aquella esperanza, le
insufla más vigor. Nos guste o no su posicionamiento ideológico, Bergoglio
interpeló durante los últimos años al poder político en Argentina. Él fue una
voz que contendió contra varios aspectos del discurso y la gestualidad de los
gobiernos de corte populista, en esta década de auge agropecuario: cierta
retórica de la confrontación, falsa épica redencionista, logros sociales
maquillados con sobreactuación ideológica y grotesca manipulación de
estadísticas. Las tensiones con los gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina
Fernández de Kirchner son muestra de ese carácter disidente. Si nos atenemos al
pensamiento expuesto en sus homilías, veremos que para Bergoglio la “deuda
social” de la Argentina con la población más postergada está intacta, pese a
los años de crecimiento económico y el boom exportador de la soja.
Esto
hace vislumbrar un papado con gravitación para América Latina visto el
particular proceso económico que atraviesa la región. Nos esperanza la idea de que
el papa Francisco pueda incidir en pos de un mayor equilibrio entre polos que
pugnan acechantes: la destemplanza populista y el cinismo pro-mercadista. Dos
polos que, aun en sus desemejanzas ideológicas, comparten rasgos tales como el
reclutamiento clientelar (sea para el estado, sea para el mercado), el cortoplacismo, el fetichismo del consumo y
una concepción rentística y extractivista de los recursos naturales (con fines
redistribucionistas uno, con fines de acumulación otro: en ningún caso con
perspectivas de un desarrollo sustentable). Ambos presuponen un sujeto no
autónomo, despersonalizado, consumista, sin estímulos para incorporar
capacidades creativas y productoras.
He
seleccionado algunos párrafos tomados de discursos de Bergoglio, vinculados a la
cuestión social, que apoyarían la esperanza de un cambio en la orientación del
Vaticano a nivel universal y de un impacto benéfico, a nivel regional, en el
marco de los debates latinoamericanos actuales. Sólo a los efectos de deslindar
esta filosofía social del nuevo papa -si acaso fuera algo deslindable-, he
dejado de lado posiciones de Bergoglio que no comparto, ligadas sobre todo a
derechos y libertades civiles, donde la postura del sacerdote jesuita resultan
dogmáticas y conservadoras, cuando no retrógradas.
Por
otra parte planteo mis reservas sobre la responsabilidad que le puede haber
cabido, al que hoy será ungido como papa en Roma, durante los años de la
dictadura militar en Argentina. Bergoglio lideró la congregación jesuita local durante los años más cruentos de la dictadura. Si bien no hay ninguna acusación
seria de complicidad con el terrorismo de estado de esos años, sí le puede caber
a Bergoglio responsabilidad por omisión. En tal sentido la posición del presidente
del Servicio de Paz y Justicia (Serpaj) y Nobel de la Paz argentino, Adolfo
Pérez Esquivel, quien celebró el nombramiento del “primer papa latinoamericano”,
parece prudente y objetiva.
“El
dolor no se va, camina con nosotros”
Fragmentos
de la homilía del cardenal Bergoglio, en la Catedral Metropolitana, el 30 de
diciembre de 2009, en ocasión de la misa celebrada por el 5º aniversario de la “tragedia
de Cromagnon”, ante familiares de las víctimas. El incendio de esta discoteca
provocó la muerte de 194 jóvenes que no pudieron evacuar el local, con
flagrantes incumplimientos en materia de seguridad.
"Venimos
a llorar, llorar por más que esos 194. A llorar por nuestra ciudad que no llora
todavía. Nuestra ciudad que no tiene lágrimas de madre para esos hijos que hoy
recordamos y para tantos otros que ella abandonó".
"Esta
ciudad vanidosa, casquivana, orgullosa, coimera. Esta ciudad que maquilla las
heridas de sus hijos para que no la hagan sufrir. No las cura, las maquilla.
Esta ciudad que esconde a sus ancianos mal alimentados, los arrincona porque no
quiere ver el sufrimiento de los que nos dieron la vida. Ciudad
que abandona a sus chicos, que elegantemente los llama ‘chicos en situación de
calle’. Se desprende de ellos y los tira a la calle".
"El
dolor no se va, camina con nosotros. Lo peor que podemos hacer es la receta del
espíritu mundano que es anestesiarlos con otras noticias, con otras atenciones,
con otras distracciones. El dolor hay que asumirlo como ustedes lo asumen.
Ustedes están más cercanos, nosotros los que estamos más lejos, también
queremos asumir a aquellos que están muertos, lo tratamos de hacer. Hay que
asumirlos y dejar que se añejen en nuestro corazón y se transformen en semilla
de fecundidad".
Las
deudas sociales
Fragmentos
de la conferencia inaugural del cardenal Bergoglio en el seminario sobre “Las
deudas sociales”, organizado por Época, 30 de septiembre de 2009, Buenos Aires.
"No podemos responder con verdad al desafío de
erradicar la exclusión y la pobreza, si los pobres siguen siendo objetos, destinatarios de la acción del
Estado y de otras organizaciones en un sentido paternalista y asistencialista,
y no sujetos,
donde el Estado y la sociedad generan las condiciones sociales que promuevan y
tutelen sus derechos y les permitan ser constructores de su propio destino".
"La
crisis económico-social y el consiguiente aumento de la pobreza tiene sus
causas en políticas inspiradas en formas de neoliberalismo que consideran las
ganancias y las leyes de mercado como parámetros absolutos en detrimento de la
dignidad de las personas y de los pueblos. En este contexto, reiteramos la
convicción de que la pérdida del sentido de la justicia y la falta de respeto
hacia los demás se han agudizado y nos han llevado a una situación de
inequidad".
"La
consecuencia de todo esto es la concentración de las riquezas físicas,
monetarias y de información en manos de unos pocos, lo cual lleva al aumento de
la desigualdad y a la exclusión".
"Al analizar más a fondo tal situación, descubrimos que esta pobreza no
es una etapa casual, sino el producto de situaciones y estructuras económicas,
sociales y políticas, aunque haya otras causas de la miseria".
"Existe una relación inversa entre desarrollo
humano y deuda social. No se trata de una noción de desarrollo limitada a los
aspectos económicos, sino de desarrollo integral que implica la expansión de
todas las capacidades de la persona. A menos desarrollo más deuda social. Por
tanto desarrollo y equidad deben encararse conjunta y no separadamente, y
cuando la inequidad se convierte en lugar común o en atmósfera de vida política
cotidiana entonces se aleja del campo político la lucha de igualdad de
oportunidades, nivelando hacia abajo, hacia la mera lucha por la supervivencia".
"La actividad
económica no puede resolver todos los problemas sociales ampliando sin
más la lógica
mercantil. Debe estar ordenada a la
consecución del bien común, que es responsabilidad sobre todo de
la comunidad política".
"No se puede negar que un cierto capital puede
hacer el bien cuando se invierte en el extranjero en vez de en la propia
patria. Pero deben quedar a salvo los vínculos de justicia, teniendo en cuenta
también cómo
se ha formado ese capital y los perjuicios que comporta para las personas el que no se emplee
en los lugares donde se ha generado".
"Se ha de evitar
que el empleo
de recursos financieros esté motivado por la especulación y ceda a la
tentación de buscar únicamente un beneficio inmediato, en vez de la sostenibilidad
de la empresa a largo plazo, su propio servicio a la economía real y la
promoción, en modo adecuado y oportuno, de iniciativas económicas también en
los países necesitados de desarrollo".
Recuperar la
alteridad
Fragmentos de la
ponencia del cardenal Bergoglio en las XII Jornadas de Pastoral Social de
Buenos Aires, santuario de San Cayetano, 19 de septiembre de 2009.
"La Argentina ¿es un país de desencuentros?
Si hubiera un Premio Nobel al desencuentro, ¿lo ganamos? Esa pregunta no la sé
responder y me lleva a la convicción de que urge construir e instalar la
cultura del encuentro; urge recuperar la alteridad y liberarnos de los autismos
que clausuran la memoria histórica, que clausuran el compromiso comunitario del
presente y que clausuran la capacidad de utopías hacia el futuro".
"Recuperar el encuentro. Y el instrumento
quizás más apto para esto es el diálogo. Despertar la capacidad de diálogo.
Cuando uno recupera la alteridad en el encuentro, empieza a dialogar, y
dialogar supone no solo oír sino escuchar. Recuperar esa capacidad de escucha.
El otro, aunque ideológicamente, políticamente o socialmente esté en la vereda
de enfrente, siempre tiene algo bueno que dar y yo algo bueno que darle. En ese
encuentro que saco cosas buenas se construye una síntesis creativa y fecunda.
El diálogo es fundamentalmente fecundidad. Los monólogos se pierden".
“Buenos Aires se olvidó de llorar…”
Fragmentos de la homilía del cardenal
Bergoglio en Plaza Constitución, de la ciudad de Buenos Aires, ante mujeres
rescatadas de redes de prostitución, víctimas de la explotación laboral,
cartoneros y costureras salidas de talleres clandestinos, 4 de septiembre de
2009.
"El año pasado, en una misa similar a ésta
que tuvimos en una iglesia de La Boca, me salió del corazón decir que en esta
ciudad de Buenos Aires tan linda, tan nuestra, hay esclavos. Hoy lo voy a
repetir de nuevo. Y hoy nos vinimos a mirar a la cara para decirnos mutuamente:
‘Si vos luchas, si yo lucho con vos, si nos miramos y luchamos juntos, habrá menos
esclavos’. El año pasado yo les decía que en esta ciudad de Buenos Aires, con
mucho dolor lo digo, están los que ‘caben’ en este sistema que se hizo y los
que ‘sobran’, los que no caben, para los que no hay trabajo, ni pan ni
dignidad. Y esos que ‘sobran’ son el material de descarte porque también en
esta ciudad de Buenos Aires se ‘descarta’ a las personas y estamos llenos de ‘volquetes
existenciales’, de hombres y mujeres que son despreciados..."
"¿Nada más Padre tiene que decir?... Sí. Algo
peor todavía: estos hombres y mujeres, chicos y chicas, que no caben, que son
material de descarte, que son despreciados, se los trata como mercadería. Son
objeto de trata. Y hoy podemos decir que en esta ciudad los talleres
clandestinos, con los cartoneros, en el mundo de la droga, en el mundo de la
prostitución, existe la trata de personas".
"Nos hemos endurecido, hemos perdido el
corazón. Buenos Aires se olvidó de llorar porque vende a sus hijos, Buenos
Aires se olvidó de llorar porque excluye a sus hijos, Buenos Aires se olvidó de
llorar porque esclaviza a sus hijos..."
"Y a quienes queremos luchar por esto, que
Dios nos siga dando fuerza y valentía para que Buenos Aires llore su
injusticia, llore su mundaneidad, llore el que se haya convertido en madre de
esclavos. Que Dios nos conceda la gracia de esta conciencia y de la luz. Que
así sea".
Todos los extractos de los discursos de
Bergoglio fueron tomados del archivo de la Agencia Informativa Católica
Argentina (AICA).
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