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viernes, 26 de septiembre de 2014

Solidaridad y renta, en los intersticios de una economía globalizada

Mesa de discusión sobre "La otra economía, la social y solidaria" en Buenos Aires
(foto: Mundo Microfinanzas)

(Mundo Microfinanzas) Un debate sobre la viabilidad de formas económicas alternativas al capitalismo y una pequeña ventana a los desafíos de la Argentina que viene -a poco más de un año del recambio presidencial y, posiblemente, del ciclo político del kirchnerismo- tuvo lugar este martes en la Facultad de Ciencias Económicas (FCE), de la Universidad de Buenos Aires (UBA). El panel, titulado “La otra economía, la social y solidaria”, fue organizado por la cátedra abierta Plan Fénix, oportunidad en la que también se presentó el último número de la revista Voces en el Fénix, dedicada precisamente a la ESS en Argentina y América Latina.

La discusión, presentada por catedráticos de Plan Fénix, fue animada por José Luis Coraggio, profesor emérito y director de la Maestría en Economía Social de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS); Adhemar Bianchi, director del grupo de teatro comunitario Catalinas Sur; el sociólogo Alberto Gandulfo, coordinador de la Comisión Nacional de Promoción del Microcrédito (Conami), del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación; y Patricio Narodowski, director de la Maestría en Políticas de Desarrollo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y economista asesor del gobierno de la provincia de Buenos Aires.

El mayor interés que presentó el encuentro fue el cruce de miradas académicas, económicas y políticas sobre la factibilidad de la ESS en una coyuntura histórica problemática, donde los progresos de inclusión social en la última década parecen haber encontrado un límite duro de trasponer, marcado por los condicionantes estructurales de la economía argentina y la persistencia de una crisis económica global.

Si hubiera que resumir en pocas palabras la impresión que las ponencias de los expertos dejaron en los asistentes, ellas podrían ser: reticencias, escepticismo, sinsabor. Alguien que fue al evento dispuesto a conocer argumentaciones y evidencias a favor de horizontes promisorios para las formas económicas sociales y solidarias, tal vez se haya retirado algo decepcionado. Y si alguno asistió con la idea de hallar eco a presupuestos filosóficos colectivistas, con nuevas o viejas utopías de izquierda, es probable que en su pensamiento se haya planteado algún tipo de “interferencia pragmática”.

Definitivamente, la economía social y solidaria no parece ser lo que se viene en Argentina.

Al menos si uno se guía por lo que escuchamos del panel. El amplio y diverso contenido que ofrece el último número de Voces en el Fénix seguramente habilite otras interpretaciones. Pero en lo que hace al debate del martes, los interrogantes prevalecen sobre las certezas. Al punto que la experiencia del grupo Catalinas Sur, bien concreta y con larga trayectoria, quedó algo desplazada del intercambio con que -más soterrado que frontal- devino al final la discusión y que podríamos expresarlo en términos de “la polémica por la renta”.

Coraggio abrió el panel recordando la bancarrota argentina de los años 2001-2002, momentos en que hace eclosión la economía social y solidaria. Pero lo que prometedoramente se inició bajo la forma de asambleas de vecinos, plazas de trueque, monedas sociales, e incluso tomando ramas de la producción por medio del movimiento de fábricas recuperadas por sus trabajadores, no tardó en desvirtuarse y mimetizarse con la lógica comercial (criticó, por ejemplo, el despliegue de un mercado de microcrédito exento de toda preocupación social). De acuerdo con Coraggio, la magnitud de esta economía desbordó la capacidad del Estado que, más allá de algunas buenas iniciativas (mencionó el caso de las ferias francas en algunas provincias), no ha podido ir más allá de prestaciones asistenciales. “Sigue siendo un  mercado para pobres, no solidario, mercantilizado”, sugirió el académico.

Y se preguntó por la índole de lo económico, ¿generar dinero o satisfacer necesidades? Valoró el interés creciente de las universidades por este sector y exhortó a profundizar la investigación, con más datos duros, acerca del papel estructural que está cumpliendo la ESS en el marco general de la economía. Finalmente propuso la idea de una “economía plural”, capaz de dar respuesta a exigencias de productividad, desarrollo y globalización, sin perder capacidad de construir tejidos sociales y atreverse a una lucha contra-hegemónica, contra el sentido común. Pero, según él, no hay un modelo institucional “llave en mano” de la ESS, sino que hay que atravesar una transición, con diversas modalidades en coexistencia.

Bianchi, a su turno, presentó la experiencia del grupo Catalinas Sur. Este artista uruguayo dirige la organización desde hace treintaiún años, afincada en el barrio de La Boca, a la que no duda en considerar un “laboratorio” social y comunitario. Toda su producción cultural no persigue lucro personal: todos los ingresos se reinvierten en el grupo y la comunidad de vecinos que lo sustenta. No hay divisiones sociales y conviven todas las edades.

A los cerca de cincuenta grupos de teatro ya formados se suman iniciativas de radio comunitaria, formación, cooperativas de vivienda, bandas de música, intercambio de saberes, “cultura viva”, en palabras de Bianchi, “para que no sea sólo los planes del gobierno sino lo que surge autogestionariamente de las comunidades”.

“Metimos al Estado en las microfinanzas”

Gandulfo, en tanto, defendió la política del gobierno nacional en la última década y destacó los progresos en materia social y de economía solidaria. Aportó números contundentes: 477.588 microcréditos otorgados (anunció que en octubre se entregará el número 500 mil con un acto que encabezará la presidenta Cristina Fernández de Kirchner), 270.848 unidades económicas apoyadas, 7.118 promotores de microcrédito, 11 mil monotributistas sociales, 400 mil agricultores familiares y más de 900 millones de pesos invertidos en ESS. “Desde la política dimos respuesta a las necesidades sociales y discutimos la distribución de la renta en Argentina”, celebró.

Coincidiendo en este caso con Coraggio, se mostró crítico con los modelos de microfinanzas surgidos al calor de la crisis de comienzos del siglo. Dijo que, antes de la intervención del gobierno en este mercado, había unas 50 organizaciones que aplicaban “la metodología de Yunus”, cobrando tasas de interés del 40 o 50 por ciento. “Nosotros metimos al Estado en las microfinanzas”, subrayó Gandulfo, y apuntó que hoy en el país operan más de 1.600 organizaciones ejecutoras que intermedian el financiamiento a microemprendedores, con tasas de interés subsidiadas del 6 por ciento. Al final de su intervención apuró otras consideraciones: la necesidad de resignificar la ESS en el contexto de la integración latinoamericana y el proyecto del Banco del Sur; el “trabajador consumidor” como sujeto social prioritario de la ESS (adelantó la iniciativa de masificar este mercado a través de moneda electrónica); y las dificultades y contradicciones que este modelo encuentra cuando se baja al territorio.

Narodowski, finalmente, propuso una reflexión que pivoteó sobre el eje de la facturación, la productividad y los ingresos generados, tomando como base su experiencia de investigación en algunas barriadas bonaerenses. Planteó sus dudas sobre la sostenibilidad de la ESS “en un país en desarrollo, periférico, con graves problemas estructurales y dentro del capitalismo globalizado actual”. Sugirió, en cambio, analizar qué pasa eslabón por eslabón en las cadenas globales y trabajar sobre la productividad en la esfera de lo que prefiere denominar “economía popular”. El académico no observa reciprocidad, sino reflexividad, y, matizando a Gandulfo, opina que la batalla por adecuar consumo a la producción está, al menos en el corto plazo, perdida.

El asesor del gobierno bonaerense propuso una definición de economía popular curiosamente defectiva, como “el conjunto de procesos de producción y consumo, así como cualquier otro tipo de actividades de intermediación y servicios, cuando éstas se realizan fuera de la órbita del mercado de trabajo, es decir, sin patrón, y siempre que no se cumplan las lógicas de acumulación de capital y reparto”. Y, de cara a la agenda del próximo gobierno, se mostró inclinado a revisar las políticas sociales actuales y poner mayor acento en la competitividad de los pobres (en las intervenciones finales del público, uno de los asistentes llamó a la posición defendida por Narodowski como de “neo-ricardianismo popular”).

Para el cierre del debate, no faltaron algunas preguntas y consideraciones del público que se salieron un poco de los códigos de cortesía que suelen guardar entre sí los panelistas. Un joven, notoriamente identificado con las políticas del gobierno nacional, reprochó a Coraggio que en un paper para Naciones Unidas haya tildado de populistas, próximas a cierta corrupción asociada al manejo clientelar de fondos públicos, a algunas políticas sociales implementadas en América Latina en la última década, señalando que tal opinión era más propia de Mauricio Macri (el alcalde de Buenos Aires, identificado con la centro-derecha ortodoxa, en carrera para las presidenciales de 2015).

Coraggio zafó como pudo de la chicana, afirmando que habría que revisar la frase en un contexto mayor de argumentación. Lo interesante es que el chisporroteo hizo volver a intervenir a Narodowski, quien enrostró al joven que hay otras críticas que pueden hacerse al clientelismo que no son sólo las de Macri (el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, que encarna una variante “centrista” dentro del kirchnerismo, es otro de los candidatos posicionados para las elecciones del año próximo). Pequeñas ventanitas para asomarse a la Argentina que viene.

Referencia

Voces en el Fénix n° 37 “La estrategia del caracol” (Plan Fénix, Facultad de Ciencias Económicas, UBA, agosto de 2014, Buenos Aires). La edición ofrece el siguiente contenido:

Los sentidos de la economía social (José Luis Coraggio)
Los derechos de la naturaleza: fundamento para otra economía (Alberto Acosta)
Las políticas públicas para la economía social y solidaria: cuestiones en debate (Susana Hintze)
La solidaridad económica en México: hacia el impulso de políticas públicas orientadas al Buen Vivir (Boris Marañón y Dania López)
Economía feminista y decolonialidad, aportes para la otra economía (Natalia Quiroga Díaz)
Economía y reciprocidad: las redes del software libre (Pablo A. Vannini)
No habrá otra economía… sin soberanía alimentaria (Luis Caballero)
La agricultura familiar campesina e indígena y la economía popular (Tomás Del Compare)
Economía social y solidaria, Uruguay en debate (María Isabel Andreoni)
Las nuevas formas de organizaciones de economía social y solidaria promovidas desde el Estado de Venezuela (Benito Díaz Díaz)
La economía solidaria avanza decididamente (Alejandro Rofman)
La micro de la economía popular (EP): capacidad de trabajo e ingresos en casos seleccionados (Patricio Narodowski)
Relaciones sociales, reciprocidad y mercado. Los asentamientos populares (María Cristina Cravino)
Los movimientos por la vivienda y el hábitat popular en Argentina y América Latina (Raúl Fernández Wagner)
Las finanzas solidarias en Argentina y América Latina: modalidades y políticas (Ruth Muñoz)
Sistemas tecnológicos para el desarrollo inclusivo sustentable (Hernán Thomas y Lucas Becerra)
¿Son sostenibles los emprendimientos asociativos de trabajadores autogestionados? Algunas reflexiones a contramano del sentido común (Gonzalo Vásquez)
La extensión universitaria y la economía social (Daniel Maidana)

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