Mesa de discusión sobre "La otra economía, la social y solidaria" en Buenos Aires (foto: Mundo Microfinanzas) |
(Mundo
Microfinanzas) Un debate sobre la viabilidad de formas económicas alternativas
al capitalismo y una pequeña ventana a los desafíos de la Argentina que viene -a
poco más de un año del recambio presidencial y, posiblemente, del ciclo
político del kirchnerismo- tuvo lugar este martes en la Facultad de Ciencias
Económicas (FCE), de la Universidad de Buenos Aires (UBA). El panel, titulado
“La otra economía, la social y solidaria”, fue organizado por la cátedra
abierta Plan Fénix, oportunidad en la que también se presentó el último número
de la revista Voces en el Fénix, dedicada precisamente a la ESS en Argentina y América Latina.
La
discusión, presentada por catedráticos de Plan Fénix, fue animada por José Luis
Coraggio, profesor emérito y director de la Maestría en Economía Social de la
Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS); Adhemar Bianchi, director del
grupo de teatro comunitario Catalinas Sur; el sociólogo Alberto Gandulfo, coordinador
de la Comisión Nacional de Promoción del Microcrédito (Conami), del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación; y Patricio Narodowski, director de la
Maestría en Políticas de Desarrollo de la Universidad Nacional de La Plata
(UNLP) y economista asesor del gobierno de la provincia de Buenos Aires.
El mayor
interés que presentó el encuentro fue el cruce de miradas académicas,
económicas y políticas sobre la factibilidad de la ESS en una coyuntura
histórica problemática, donde los progresos de inclusión social en la última
década parecen haber encontrado un límite duro de trasponer, marcado por los
condicionantes estructurales de la economía argentina y la persistencia de una
crisis económica global.
Si hubiera
que resumir en pocas palabras la impresión que las ponencias de los expertos
dejaron en los asistentes, ellas podrían ser: reticencias, escepticismo,
sinsabor. Alguien que fue al evento dispuesto a conocer argumentaciones y
evidencias a favor de horizontes promisorios para las formas económicas sociales
y solidarias, tal vez se haya retirado algo decepcionado. Y si alguno asistió
con la idea de hallar eco a presupuestos filosóficos colectivistas, con nuevas
o viejas utopías de izquierda, es probable que en su pensamiento se haya
planteado algún tipo de “interferencia pragmática”.
Definitivamente,
la economía social y solidaria no parece ser lo que se viene en Argentina.
Al menos si
uno se guía por lo que escuchamos del panel. El amplio y diverso contenido que
ofrece el último número de Voces en el Fénix seguramente habilite otras
interpretaciones. Pero en lo que hace al debate del martes, los interrogantes
prevalecen sobre las certezas. Al punto que la experiencia del grupo Catalinas
Sur, bien concreta y con larga trayectoria, quedó algo desplazada del
intercambio con que -más soterrado que frontal- devino al final la discusión y
que podríamos expresarlo en términos de “la polémica por la renta”.
Coraggio
abrió el panel recordando la bancarrota argentina de los años 2001-2002,
momentos en que hace eclosión la economía social y solidaria. Pero lo que prometedoramente
se inició bajo la forma de asambleas de vecinos, plazas de trueque, monedas
sociales, e incluso tomando ramas de la producción por medio del movimiento de
fábricas recuperadas por sus trabajadores, no tardó en desvirtuarse y
mimetizarse con la lógica comercial (criticó, por ejemplo, el despliegue de un
mercado de microcrédito exento de toda preocupación social). De acuerdo con
Coraggio, la magnitud de esta economía desbordó la capacidad del Estado que,
más allá de algunas buenas iniciativas (mencionó el caso de las ferias francas
en algunas provincias), no ha podido ir más allá de prestaciones asistenciales.
“Sigue siendo un mercado para pobres, no
solidario, mercantilizado”, sugirió el académico.
Y se
preguntó por la índole de lo económico, ¿generar dinero o satisfacer
necesidades? Valoró el interés creciente de las universidades por este sector y
exhortó a profundizar la investigación, con más datos duros, acerca del papel
estructural que está cumpliendo la ESS en el marco general de la economía.
Finalmente propuso la idea de una “economía plural”, capaz de dar respuesta a
exigencias de productividad, desarrollo y globalización, sin perder capacidad de
construir tejidos sociales y atreverse a una lucha contra-hegemónica, contra el
sentido común. Pero, según él, no hay un modelo institucional “llave en mano”
de la ESS, sino que hay que atravesar una transición, con diversas modalidades
en coexistencia.
Bianchi, a
su turno, presentó la experiencia del grupo Catalinas Sur. Este artista
uruguayo dirige la organización desde hace treintaiún años, afincada en el barrio
de La Boca, a la que no duda en considerar un “laboratorio” social y comunitario.
Toda su producción cultural no persigue lucro personal: todos los ingresos se
reinvierten en el grupo y la comunidad de vecinos que lo sustenta. No hay
divisiones sociales y conviven todas las edades.
A los cerca
de cincuenta grupos de teatro ya formados se suman iniciativas de radio
comunitaria, formación, cooperativas de vivienda, bandas de música, intercambio
de saberes, “cultura viva”, en palabras de Bianchi, “para que no sea sólo los
planes del gobierno sino lo que surge autogestionariamente de las comunidades”.
“Metimos al
Estado en las microfinanzas”
Gandulfo,
en tanto, defendió la política del gobierno nacional en la última década y
destacó los progresos en materia social y de economía solidaria. Aportó números
contundentes: 477.588 microcréditos otorgados (anunció que en octubre se
entregará el número 500 mil con un acto que encabezará la presidenta Cristina
Fernández de Kirchner), 270.848 unidades económicas apoyadas, 7.118 promotores
de microcrédito, 11 mil monotributistas sociales, 400 mil agricultores
familiares y más de 900 millones de pesos invertidos en ESS. “Desde la política
dimos respuesta a las necesidades sociales y discutimos la distribución de la
renta en Argentina”, celebró.
Coincidiendo
en este caso con Coraggio, se mostró crítico con los modelos de microfinanzas
surgidos al calor de la crisis de comienzos del siglo. Dijo que, antes de la
intervención del gobierno en este mercado, había unas 50 organizaciones que
aplicaban “la metodología de Yunus”, cobrando tasas de interés del 40 o 50 por
ciento. “Nosotros metimos al Estado en las microfinanzas”, subrayó Gandulfo, y
apuntó que hoy en el país operan más de 1.600 organizaciones ejecutoras que
intermedian el financiamiento a microemprendedores, con tasas de interés
subsidiadas del 6 por ciento. Al final de su intervención apuró otras
consideraciones: la necesidad de resignificar la ESS en el contexto de la
integración latinoamericana y el proyecto del Banco del Sur; el “trabajador
consumidor” como sujeto social prioritario de la ESS (adelantó la iniciativa de
masificar este mercado a través de moneda electrónica); y las dificultades y
contradicciones que este modelo encuentra cuando se baja al territorio.
Narodowski,
finalmente, propuso una reflexión que pivoteó sobre el eje de la facturación, la
productividad y los ingresos generados, tomando como base su experiencia de
investigación en algunas barriadas bonaerenses. Planteó sus dudas sobre la
sostenibilidad de la ESS “en un país en desarrollo, periférico, con graves
problemas estructurales y dentro del capitalismo globalizado actual”. Sugirió,
en cambio, analizar qué pasa eslabón por eslabón en las cadenas globales y
trabajar sobre la productividad en la esfera de lo que prefiere denominar “economía
popular”. El académico no observa reciprocidad, sino reflexividad, y, matizando
a Gandulfo, opina que la batalla por adecuar consumo a la producción está, al
menos en el corto plazo, perdida.
El asesor
del gobierno bonaerense propuso una definición de economía popular curiosamente
defectiva, como “el conjunto de procesos de producción y consumo, así como
cualquier otro tipo de actividades de intermediación y servicios, cuando éstas
se realizan fuera de la órbita del mercado de trabajo, es decir, sin patrón, y
siempre que no se cumplan las lógicas de acumulación de capital y reparto”. Y,
de cara a la agenda del próximo gobierno, se mostró inclinado a revisar las
políticas sociales actuales y poner mayor acento en la competitividad de los
pobres (en las intervenciones finales del público, uno de los asistentes llamó
a la posición defendida por Narodowski como de “neo-ricardianismo popular”).
Para el
cierre del debate, no faltaron algunas preguntas y consideraciones del público
que se salieron un poco de los códigos de cortesía que suelen guardar entre sí
los panelistas. Un joven, notoriamente identificado con las políticas del
gobierno nacional, reprochó a Coraggio que en un paper para Naciones Unidas
haya tildado de populistas, próximas a cierta corrupción asociada al manejo clientelar
de fondos públicos, a algunas políticas sociales implementadas en América
Latina en la última década, señalando que tal opinión era más propia de
Mauricio Macri (el alcalde de Buenos Aires, identificado con la centro-derecha
ortodoxa, en carrera para las presidenciales de 2015).
Coraggio
zafó como pudo de la chicana, afirmando que habría que revisar la frase en un contexto
mayor de argumentación. Lo interesante es que el chisporroteo hizo volver a
intervenir a Narodowski, quien enrostró al joven que hay otras críticas que
pueden hacerse al clientelismo que no son sólo las de Macri (el gobernador
bonaerense, Daniel Scioli, que encarna una variante “centrista” dentro del
kirchnerismo, es otro de los candidatos posicionados para las elecciones del
año próximo). Pequeñas ventanitas para asomarse a la Argentina que viene.
Referencia
Voces en el
Fénix n° 37 “La estrategia del caracol” (Plan Fénix, Facultad de Ciencias
Económicas, UBA, agosto de 2014, Buenos Aires). La edición ofrece el siguiente
contenido:
Los
sentidos de la economía social (José Luis Coraggio)
Los
derechos de la naturaleza: fundamento para otra economía (Alberto Acosta)
Las
políticas públicas para la economía social y solidaria: cuestiones en debate
(Susana Hintze)
La
solidaridad económica en México: hacia el impulso de políticas públicas
orientadas al Buen Vivir (Boris Marañón y Dania López)
Economía
feminista y decolonialidad, aportes para la otra economía (Natalia Quiroga
Díaz)
Economía y
reciprocidad: las redes del software libre (Pablo A. Vannini)
No habrá
otra economía… sin soberanía alimentaria (Luis Caballero)
La
agricultura familiar campesina e indígena y la economía popular (Tomás Del Compare)
Economía
social y solidaria, Uruguay en debate (María Isabel Andreoni)
Las nuevas
formas de organizaciones de economía social y solidaria promovidas desde el
Estado de Venezuela (Benito Díaz Díaz)
La economía
solidaria avanza decididamente (Alejandro Rofman)
La micro de
la economía popular (EP): capacidad de trabajo e ingresos en casos
seleccionados (Patricio Narodowski)
Relaciones
sociales, reciprocidad y mercado. Los asentamientos populares (María Cristina
Cravino)
Los
movimientos por la vivienda y el hábitat popular en Argentina y América Latina
(Raúl Fernández Wagner)
Las
finanzas solidarias en Argentina y América Latina: modalidades y políticas
(Ruth Muñoz)
Sistemas
tecnológicos para el desarrollo inclusivo sustentable (Hernán Thomas y Lucas Becerra)
¿Son
sostenibles los emprendimientos asociativos de trabajadores autogestionados?
Algunas reflexiones a contramano del sentido común (Gonzalo Vásquez)
La
extensión universitaria y la economía social (Daniel Maidana)
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