(Alide) El
desarrollo e innovación de los proyectos de la banca de desarrollo muestra una
tendencia de cambio constante. Su renovación se basa en que existen necesidades
no atendidas, segmentos a los que la banca privada no accede y vetas de
negocios aún no explotadas por falta de financiamiento y capacidades.
Premios Alide 2014: Hacia soluciones financieras con innovación e impacto socioambiental, el más reciente libro de la Asociación Latinoamericana de
Instituciones Financieras para el Desarrollo (Alide), reúne a los cinco
proyectos que, precisamente por estas virtudes y su carácter innovador, ganaron
la séptima edición del concurso.
Esta vez los proyectos no sólo son significativos por promover la inclusión
financiera, sino que además se concentran en todo el proceso: facilitan
capacitaciones y ofrecen seguimiento y asesorías para encaminarlos. En esta
línea se encuentra el proyecto ”Inclusión
Financiera de Pequeños Negocios”, del Serviço Brasileiro de Apoio as
Micro e Pequenas Empresas (Sebrae), de Brasil. El proyecto crea un modelo
basado en tres pilares: orientación, garantías complementarias, y preparación y
asistencia técnica post crédito a nivel individual y colectivo.
Como
resultado de la aplicación de este modelo el Fondo de Aval a Micro y Pequeñas
Empresas (Fampe) hizo posible la contratación de 236 mil operaciones de crédito
por un monto global de alrededor de US$ 4.500 millones, y más de US$ 3.000
millones en garantías. Un caso particular que muestra su efectividad es el
sistema cooperativo, que aumentó en 29% el volumen de financiamiento a los
pequeños negocios.
Por su parte, la Nacional Financiera (Nafin) de México ha desarrollado el “Esquema Emergente para Apoyo en
Desastres Naturales y Reactivación Económica”. Este proyecto sirve como soporte
para afrontar los daños que causan los desastres naturales o eventos
coyunturales que impactan directamente a la economía de alguna región. Su
función es la de reactivar la economía a través de una oferta integral de
financiamiento, asistencia y asesoramiento dirigido a las mipymes, que son los
actores que tienen un impacto real y sostenible en la recuperación de las zonas
afectadas. Hasta el momento este proyecto ha instrumentado 28 programas al
amparo del Esquema Emergente, a través de los cuales se ha apoyado a más de 24.449
empresas con una derrama de crédito US$ 1,29 billones.
En Brasil más de 2 millones de personas trabajan en la región sur en los
pequeños establecimientos familiares agrícolas. Aunque resulte sorprendente, a
fines de los años 90 apenas 12,6% de estos pequeños productores rurales tenían
acceso al crédito, lo que impedía que un sector con amplias posibilidades logre
desarrollarse. Es en esa circunstancia que el Banco Regional de Desenvôlvimento
do Extremo Sul (BRDE) creó el “Parcerias
Operacionais: uma Solução para o Financiamento á Agricultura Familiar”.
La idea era facilitar canales entre los financiadores y el medio rural. Para
ello, la institución financiera de desarrollo trabajó junto con las
cooperativas y esto le permitió pasar en poco tiempo de operar en 214
municipios a más de mil en esa región. Como resultado, los municipios del
interior ampliaron en 2013 su participación en el monto total de financiamientos
de 79% a 92,3%. Del total de clientes que firmaron contratos en 2013, el 88%
fueron productores rurales, de ellos el 31% son micro y pequeños productores.
En Argentina, como en el resto del mundo, la necesidad de potenciar el uso de
energías renovables se ha vuelto una prioridad que, sin embargo, aún no ha
capturado la atención de las firmas financieras. El Banco de Inversión y
Comercio Exterior (BICE) busca revertir esta situación a través de su “Programa de Financiamiento de
Energía Renovable-Green Project Finance”, con el objetivo de actuar como motor del
financiamiento y sentar a la vez un precedente para el sistema financiero. El
BICE proporciona la financiación bajo un esquema de “project finance”, en donde
la principal fuente de repago son los propios flujos del proyecto.
Los
resultados son notables: se crearon 7.000 empleos, inversiones por más de US$ 2.250
millones, se evitaron más de 2 millones de toneladas de CO2, y se diversificó
un poco más la matriz energética.
Una necesidad fundamental de estos cuatro proyectos es su eficiencia y solidez
en el tiempo. En algunos casos, por el amplio sector al que abarcan, resulta
complicado hacer el seguimiento que permita su éxito. Ante esta circunstancia
que afecta a todas las entidades de la banca de desarrollo y también a las de
la banca privada, la Financiera de Desarrollo de Colombia (Findeter) ha creado,
en alianza con las empresas Microsoft, Samsung y Multiplay, la “Tecnología para Proyectos de
Impacto Social”,
que permite garantizar de forma oportuna la implementación, seguimiento,
verificación y monitoreo de los proyectos y programas.
La
institución implementó esta tecnología para asegurar la meta del programa de
entrega de 100 viviendas para la población en mayores condiciones de
vulnerabilidad y pobreza. Pero se ha visto que esta tecnología es útil en
cualquier otro proyecto de la banca. Según cifras de la entidad, hasta el
momento el proyecto ha logrado beneficiar a 500 mil personas garantizando la
ejecución de los proyectos con seguimiento semanal.
La premiación de estos proyectos, ahora presentados bajo la forma de libro, se
realizó en el marco de la 44º Asamblea General de Alide, realizada el 8 y 9 de
mayo en Cartagena de Indias, Colombia.
Referencia
Premios Alide 2014: Hacia soluciones financieras con innovación e impacto socioambiental (Alide, julio 2014, Lima)
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