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domingo, 18 de mayo de 2014

Colombia: Microcrédito rural, rezagado; urbano, al límite de la saturación y el sobreendeudamiento

Panel del V Congreso en Cartagena sobre el aporte de las microfinanzas
para el desarrollo de una Colombia en paz
(foto: Asomicrofinanzas)

(Mundo Microfinanzas) “Actualmente cerca de  2,8 millones de microempresarios son atendidos por instituciones especializadas en microfinanzas; sin embargo, algunas regiones o ciudades colombianas están saturadas con el otorgamiento de microcréditos que ocasionan problemas de cartera vencida y sobreendeudamiento”.

Así lo reveló la presidenta ejecutiva de Asomicrofinanzas, María Clara Hoyos, durante el quinto Congreso organizado por el gremio que agrupa a las IMFs de Colombia, clausurado este viernes en Cartagena de Indias.

“Por eso es importante que tanto la población urbana como la rural tengan una educación financiera, de manera que los microempresarios no tomen todos los créditos que les ofrecen sino que solamente asuman créditos que están en condiciones de pagar y no acudan a los prestamistas informales que lo único que hacen es que su negocio esté en riesgo de desaparecer”, apuntó la ejecutiva.

Cifras suministradas por el programa colombiano Banca de las Oportunidades evidencian una baja profundización financiera en zonas rurales y agropecuarias. Analizando el crecimiento en monto y el número de los desembolsos de microcrédito realizados en 2013, los municipios urbanos presentaron 1.937.058  desembolsos por 5,9 billones de pesos, cifra que corresponde al 80% del total de desembolsos. Por su parte, los municipios rurales tan sólo presentaron desembolsos por 2 billones de pesos, representados en 497.206 operaciones de crédito.

Uno de los tema más discutidos del V Congreso se enfocó en las estrategias que necesita Colombia para una inclusión financiera de las zonas rurales, mayormente castigadas por décadas de violencia política y con perspectivas de pacificación a partir de las negociaciones que mantienen el gobierno y la guerrilla en La Habana.

Datos del Banco Mundial en 2014 revelan que las poblaciones de bajos ingresos son las que más se benefician de innovaciones tecnológicas como los pagos a través de teléfonos celulares, la banca móvil y la identificación de los prestatarios. Allí, las innovaciones tecnológicas contribuyen a la disminución de costos de los servicios financieros y facilitan el acceso a la población vulnerable y los habitantes de zonas rurales, especialmente los que viven en regiones aisladas y menos pobladas, dijo Asomicrofinanzas a través de un comunicado de prensa.

Al respecto David Marcell Salamanca, director de Regulación Financiera del Ministerio de Hacienda consideró que aunque ha habido logros importantes en cuanto a cobertura geográfica y hoy prácticamente son muy pocos los municipios colombianos que, gracias a los corresponsales bancarios, carecen de servicios financieros, es necesario seguir promoviendo en las zonas rurales y en los microempresarios el uso de los créditos.

“Actualmente el 70% de la población goza de un servicio financiero, principalmente cuenta de ahorros, pero sólo el 30% de éstos tienen activa la cuenta; el resto la utiliza sólo para recibir subsidios. De ahí la importancia de una educación para la inclusión financiera”.

El reciente informe de inclusión financiera presentado por el Banco de la República (Informe Especial de Estabilidad Financiera. Inclusión Financiera, Banrep, marzo de 2014, Bogotá), señala que el principal esfuerzo de las entidades financieras se ha centrado en Bogotá y algunos departamentos, como Antioquía y Santander, mientras que otras regiones han mostrado un rezago importante, como ocurre en la Amazonía.

El ritmo de expansión de la inclusión financiera también muestra diferencias importantes entre las regiones, siendo las zonas Pacífica y Caribe las que presentan el menor crecimiento.

Los bajos niveles de penetración de algunos productos financieros, como los créditos de vivienda y de consumo distintos a tarjetas de crédito, llaman la atención acerca de la necesidad de avanzar en el diseño de productos más cercanos a las necesidades de los clientes.

En cuanto a los canales de transacciones, se muestra un avance importante, en especial a partir de la creación de mecanismos de ahorro y transaccionales simplificados (como los depósitos electrónicos). Sin embargo, la participación en el total de transacciones continúa siendo marginal, por lo que es necesario identificar las barreras que tienen los usuarios para utilizar estas plataformas de bajo costo.

Opinan los microfinancieros

Para Álvaro Navas Patrón, presidente del Banco Agrario, el microcrédito en la zona rural es limitado porque es costoso, tiene una baja rentabilidad frente a los costos de operación, hay dispersión geográfica, la existencia de garantías para los campesinos es mínima, algunas regiones enfrentan problemas de orden público, otras de cambio climático y la migración hacia zonas urbanas es frecuente.

“El reto está en promover la agricultura familiar ya que se desarrolla en poca escala, impulsar la asociatividad para que haya una competitividad, promover la cultura del ahorro, pensar las microfinanzas desde una lógica no financiera y entender que hay mucha diferencia entre un subsidio y el hecho que las personas se vuelvan autosostenibles”.

Según María Mercedes Gómez Restrepo, presidente de Bancamía, son muchas las oportunidades que tienen las microfinanzas para la inclusión financiera de los damnificados por el conflicto armado, los desmovilizados, víctimas, campesinos y desplazados. Entre ellas: incidir en la cadena de reformas de financiación rural, potenciar el uso del capital semilla entregado por la Agencia Colombiana para la Reintegración (AGR) y dotar de oportunidades al capital humano nacional, en su concepto más amplio de innovación, conocimiento y educación.

“En las zonas de violencia está todo por hacer, hay que apoyar la unión de los pequeños productores, a través de alianzas asociativas con empresas mixtas de la comunidad; la educación financiera es definitiva para incorporarlos desde el comienzo y generar seguros para que protejan las cosechas. De cada 10 que salen de la pobreza, 77 han salido debido al desarrollo de negocios productivos. El compromiso es estar preparados para cuando se firme la paz porque tenemos la responsabilidad económica y social con nuestras instituciones y con el país”, dijo la directiva de la institución integrada a la Fundación Microfinanzas BBVA.

Banrep propone un modelo mas territorial y "bancable"

Al cierre del congreso en Cartagena, Carlos Gustavo Cano, codirector del Banrep, señaló que “la inclusión financiera en nuestro país es limitada porque la política monetaria le está llegando a muy pocos, es decir, a la tercera parte de la población. Por eso, propone trabajar más del lado de la demanda que de la oferta porque el estado es ofertista y tiene muy buenas líneas de crédito en los productos; pero el problema es la incapacidad de capturar al Estado por parte de los más pobres”.

“Tenemos que bajarnos a trabajar con los más pobres, a organizarlos en proyectos que realmente sean bancables, productivos y rentables. Para ello, necesitamos una fuerza especial de Banca de Inversión Rural, es decir, convertir a todas las organizaciones de microfinanzas del país, con la ayuda del propio Estado, en centros territoriales de banca de inversión rural con profesionales de la ingeniería agronómica, las ciencias económicas, administración y finanzas”, propuso Cano.

Finalmente añadió: “Estas organizaciones vienen trabajando muy bien pero con muy pocos instrumentos. Necesitamos que la Superintendencia Financiera le haga un reconocimiento a las organizaciones microfinancieras y que Finagro, que es un banco de segundo piso para el sector rural, se baje por lo menos para el mezanine y puedan dar acceso a esos recursos de las organizaciones que trabajan de la mano de los pequeños”.

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