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jueves, 10 de noviembre de 2011

Marta Bekerman: "Si pudieras formalizar no necesitarías tanto las microfinanzas"


(Textos recobrados de MicroDinero) Marta Bekerman, una de las expertas en microfinanzas más destacadas de la Argentina, tiene una visión del sector que se nutre tanto de la teoría como de la práctica. Su actividad académica incluye la docencia en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y miembro del Grupo Fénix, integrado por economistas argentinos constituido tras la crisis de 2001. Desde la práctica institucional, fundó y dirige la Asociación Avanzar, una de las ONGs que trabaja con microfinanzas en los asentamientos más pobres de la ciudad de Buenos Aires.

Marta Bekerman
“Nuestra institución empieza en la Facultad de Ciencias Económicas. Yo la empecé con mis alumnos de la cátedra de Desarrollo Económico en el año 2000, por la crisis del país y porque sentíamos que había que hacer algo de campo, además de discutir teoría económica”, cuenta Bekerman.

La institución hoy trabaja en las villas Los Piletones, Villa 3 de Fátima, Villa 15 de Ciudad Oculta, la Villa 20 y las zonas más pobres de los barrios de Soldati y Lugano, esto es, la geografía porteña que concentra los mayores niveles de vulnerabilidad social, donde trabajan con una cartera total de 2.000 personas, mayormente con crédito individual (no prosperó una primera experiencia del crédito grupal).

Una alta proporción de los habitantes de estas villas son inmigrantes de países limítrofes (sobre todo Bolivia y Perú). La tasa de mora mayor a 30 días es baja: ronda el 5%.

Si bien en un primer momento Avanzar se concentró en el crédito para microemprendimientos, ahora está incursionando también en créditos de vivienda, sobre todo en Soldati, uno de los barrios recostados sobre el Riachuelo que divide la ciudad de la provincia de Buenos Aires. Por el momento no están trabajando con créditos para consumo.

“No me parece mal el crédito al consumo, pero hay que tener un poco de cuidado, hay que ver las posibilidades de pago. Lo bueno del crédito de consumo para mí es suavizar la curva de consumo de los sectores pobres, porque ellos a veces no pueden comprar. Entonces, si les das un crédito de consumo, les permitís que puedan seguir comprando alimentos para sus hijos, ese tipo de cosas”, dice Bekerman durante su conversación con MicroDinero.

MicroDinero: En la última conferencia en la Universidad Católica (UCA), durante la presentación del estudio “La demanda de microcréditos en la Argentina: nuevas estimaciones”, hablaste del fenómeno de la “latinoamericanización” en Argentina. ¿Podrías referirte un poco a esa idea?

Marta Bekerman: Me refería a latinoamericanización del mercado de trabajo en la Argentina, a propósito de lo que pasó en los ’90. Vos en el ’91 tenías una tasa de desempleo que era de un 6% y en el ’95 pasó al 18%. Se triplicó en cuatro años con las políticas neoliberales. Entonces, la gente que no tenía empleo empezó a hacer microempresas. En ese sentido nos fuimos latinoamericanizando.

MD: ¿Eso puede ser un acicate para las microfinanzas en el país?

MB: Yo había dicho en esa conferencia que una de las razones por las que las microfinanzas se desarrollan menos aquí que en otros países es porque hay menos microfinanzas como porcentaje de la población. Pero claro, con lo que pasó en el mercado de trabajo el microcrédito tiene más relevancia.

Lo ideal es que vos tengas un mercado de trabajo formal. La latinoamericanización del mercado de trabajo no es algo bueno para la Argentina: significa que tuviste una precarización del empleo o un aumento del desempleo, no es una cosa que a uno le guste. Es más, si este país pudiera formalizar a toda la gente no necesitarías tanto las microfinanzas, o las necesitarías para otros sectores sociales. Lo que pasa es que ahora nos quedamos con un núcleo duro de la pobreza, que no es que se formaliza de un día para otro, sobre todo en el caso de los pobres estructurales en las villas, gente que no ha trabajado en mucho tiempo.

MD: Ese núcleo duro de la pobreza, ¿es permeable para las microfinanzas?

MB: Claro, ellos son los candidatos, aunque si das también fondos para vivienda los asalariados también pueden ser sus prestatarios. En la medida que vos empezás a dar créditos para la vivienda, ampliás mucho el espectro de posibilidades. Normalmente es para la microempresa. Pero si das créditos de vivienda, de consumo, estás expandiendo la demanda potencial.

MD: Vos hablabas también del desarrollo personal, la autonomía de la persona.

MB: Yo decía que esa encuesta (N. de la R: la que presentó la Escuela de Negocios de la UCA) es una película que dice quién demandaría microcrédito. Y hay mucha gente que no lo demanda porque ni sabe, o le parece que nadie le va a dar. Entonces, una de las funciones es la educación financiera. Que vos le expliques a una persona que tiene derecho a recibir crédito y que lo tiene que devolver, que no es para jugárselo a la quiniela. Entonces, ahí no podés estimar esa demanda potencial. Por ejemplo, hay un 24% de gente que dice que no pide porque tiene miedo. A esa gente hay que animarla. Tal vez sea más interesante ese 24% que tiene miedo que el 11% que ya está decidido a pedir.

MD: ¿Cómo es el trabajo de la operación diaria de Avanzar?

MB: Tenemos oficiales de crédito, cada uno tiene su cartera, su responsabilidad. Ellos cuando llegan miran si hay mora. En caso que haya mora llaman a los prestatarios, van al campo a visitarlos, a ver cómo andan los emprendimientos. A visitar, a promocionar. Ellos toman los créditos en las casas de la gente, no en la oficina. Van a la casa a generar créditos nuevos o a renovarles a quienes quieran renovar.

MD: Esos asesores de crédito, ¿se han formado en la práctica?

MB: Y los hemos formado nosotros. No hay muchas escuelas, no hay capital humano, es uno de los problemas.

MD: ¿Los emprendedores reciben sólo el crédito o les dan algún otro tipo de apoyo?

MB: Hay cursos para emprendedores. Les damos cursos por especialistas sobre costos, comercialización, gestión. Nos parece que el microcrédito debe ser complementado. Y tenemos en eso un apoyo del Fomin-BID, que está financiando un equipo que se dedica a la capacitación y a la articulación con empresas para generarles demanda. O sea que nuestra institución está ofreciendo en este momento tres patas: microcrédito, capacitación y articulación con empresas, para lo cual tenemos tutorías para que, después de la articulación con empresas, los microempresarios puedan sentirse apoyados a través de la visita y el seguimiento de los tutores.

MD: ¿Hay evidencias de que los microempresarios crecen o que puedan crecer?

MB: Hay un estudio que analiza el impacto social (se refiere a El Impacto Social de las Microfinanzas. El caso de Avanzar, por Juliette Renaud y María Florencia Iglesias, CENES, Centro de Estudios de la Estructura Económica, Facultad de Ciencias Económicas, UBA, 2008, Buenos Aires). Pero lo más importante que se muestra ahí es una reducción de la vulnerabilidad. Su permanencia en el tiempo. Esto es muy importante, porque una empresa que desaparece, es una familia que entra en situación de pobreza.

MD: ¿Por qué crees que no funcionó el crédito grupal?

MB: Yo no diría que no funcionó. Nosotros empezamos a hacerlo y nos resultaba muy difícil y pasamos al individual. Sé que hay muchas instituciones que lo hicieron, todo vale. Y depende para qué sector, porque nosotros queremos incorporar el crédito grupal para aquella gente que todavía no puede tomar el individual, que necesita más apoyo. O sea que vos necesitás los dos productos.

MD: ¿No habría condicionantes culturales que están operando?

MB: Sí, yo creo que el capital social ha sufrido mucho estos años. Le cuesta a la gente asociarse, es una traba. Gente que es muy desconfiada, que no se quiere asociar con otro.

MD: ¿Cuáles crees que son los desafíos de las microfinanzas en Argentina para que comiencen a adquirir un ritmo de crecimiento más importante?

MB: Depende si hablás de los downscaling o los upscaling

MD: ¿Cuál es el modelo que ves más viable?

MB: Yo creo que todo es necesario, pero son diferentes poblaciones objetivo. Para los bancos que hacen downscaling, su población objetivo no son en general los más pobres. Me parece que las ONGs en su mayoría apuntan a los más pobres. Son todos necesarios. Desde el punto de vista de la ONG, que es lo que yo más conozco, te digo que los principales problemas están vinculados con la falta de fondeo, políticas públicas que les den más fondeo. El tema de la regulación que hay que modificar, para que puedan recibir ahorros, que tengan una entidad que las fiscalice bien. El tema del capital humano que hay que formar. Las regulaciones sobre salarios, el pago de cargas sociales, los impuestos, el impuesto al cheque… todo eso se hace muy pesado, encarece mucho los costos operativos.

MD: ¿Hay tratativas para avanzar en materia de regulación?

MB: Hay una ley de microcrédito que apunta a la promoción. La Conami creó un fondo, que obliga a las instituciones a prestar al 6%. Es un paso. Por empezar se necesita que a través de esa ley se provea más crédito y más rápido. Y por otro lado hace falta una ley para que puedan recibir ahorros, con la debida fiscalización.

MD: ¿Y hay algún viso que eso pueda concretarse?

MB: Yo tengo noticas que en el Banco Central hay gente que está estudiando el tema. Es lo único que sé.

MD: Y tu otra mirada, la de la investigadora. ¿Cómo ves este punto?

MB: Yo tengo un libro escrito sobre microcrédito y varios documentos de trabajo que publica la Facultad. Y también becarios y estudiantes que quieren trabajar sobre microfinanzas y yo los dirijo. Fomento la investigación porque creo que en eso se puede aportar al trabajo de campo. Y hay muchos estudiantes que luego son voluntarios de la institución. Hay muchas tesinas, muchos trabajos que hemos hecho nosotros.

Uno de los trabajos más recientes publicados por Marta Bekerman, en coautoría con Cecilia Rikap, es Caracterización de las necesidades de los microemprendimientos pobres de la ciudad de Buenos Aires: El caso de los prestatarios de Avanzar (CENES, Instituto de Investigaciones Económicas, Facultad de Ciencias Económicas, UBA, 2011, Buenos Aires).

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