(Textos
recobrados de MicroDinero) Sobreendeudamiento, prácticas de cobro reñidas con
la ética y tasas de interés exorbitantes suelen derivar en circunstancias
dramáticas y es algo que se ha venido repitiendo en el sector microfinanciero.
Buscando abordar estas consideraciones, uno de los paneles de la Cumbre Mundial del Microcrédito discutió este martes tal problemática en el marco de una
sesión plenaria presidida por la directora de Desarrollo de Microempresas de
Usaid, Shari Berenbach.
Anton Simanowitz |
Anton Simanowitz, fundador del Imp-Act Consortium, es
autor del documento que inspiró el debate (titulado Challenges to the Field
and Solutions: Over-Indebtedness, Client DropOuts, Unethical Collection
Practices, Exorbitant Interest Rates, Mission Drift, Poor Governance Structures
and More).
Al
presentar su trabajo, Simanowitz dijo que le había llamado la atención cómo
algunas familias en Haití caen en la pobreza producto de una enfermedad. Tal
vulnerabilidad es agravada por prácticas dañinas de las IMFs, como prestar
dinero sin tener en cuenta las necesidades reales de los clientes, falta de un
diseño adecuado de productos, no disposición a reestructurar créditos (ante
eventualidades o contingencias dramáticas) y aplicación de tolerancia cero ante
el menor retraso en los pagos. Tales condiciones colocan a estos hogares en una
“olla a presión”.
El
autor del paper, investigador del Institute of Development Studies, de la
University of Sussex, del Reino Unido, dijo que esta situación no es exclusiva
de la India o de mercados con mucha competencia, sino que es algo extendido en
el sector.
Recalcó
que la industria tiene el conocimiento sobre cómo evitar estos problemas, pero
falta aplicarlo.
Para
Simanowitz, es necesario que las IMFs respondan de manera flexible a las
necesidades de sus clientes y ofrezcan una diversidad de productos financieros,
abriendo los ojos ante lo que son sus verdaderas necesidades.
El
documento fue comentado y discutido por tres destacados panelistas: Tilman
Ehrbeck, director ejecutivo del CGAP; Roshaneh Zafar, directora ejecutiva de Kashf Foundation, en Paquistán; y Fabiola Céspedes, coordinadora de Desempeño Social
del Foro Latinoamericano y del Caribe de Finanzas Rurales (ForolacFR).
Productos
adaptables a cada cliente
Ehrbeck
coincidió con el estudio en el sentido de la necesidad de conocer a fondo al
cliente: sus sueños y sus planes, que siempre son muy concretos, muy tangibles
(comprar ganado, instalar un establo, matricular a sus hijos en la escuela,
etc). Sobre esa base, pensar una serie de servicios financieros, más allá del
crédito.
El
experto del CGAP enfatizó la idea de que los productos no pueden ser algo
rígido, sino adaptables a la situación del cliente y sus proyectos, de modo que
las finanzas contribuyan a protegerlo y a ampliar sus activos domésticos.
Zafar,
en tanto, se centró en el aspecto vinculado al sobreendeudamiento partiendo de
su experiencia en Paquistán. Habló de las consecuencias que produce esta
situación tanto en los clientes (económicos, sociológicos, de género) como en
las instituciones (sustentabilidad, impacto sobre la misión, reputación) y la
imperiosa necesidad de desarrollar programas de educación financiera.
De
acuerdo a su experiencia en Kashf, una mayoría de clientes consultados (74%)
tras un programa de capacitación financiera dijo haber incorporado hábitos
responsables con el dinero, como por ejemplo verificar los términos y
condiciones antes de tomar un préstamo.
Céspedes,
finalmente, comentó lo que para ella son mejores prácticas para afrontar los
retos del sobreendeudamiento en los clientes de microfinanzas: saber
anticiparse, segmentar por sectores socioeconómicos, tener principios y normas
muy claras para afrontar una competencia que puede ser irresponsable.
Agregó
la necesidad de tasas justas y equitativas, de ser severos con empleados de la
institución que tengan comportamientos inapropiados con los clientes y, en
línea con lo sostenido por Simanowitz, la necesidad de ser solidario y empático
con el cliente que sufre una emergencia.
Referencia
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