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miércoles, 16 de noviembre de 2011

Hogares pobres en la olla a presión: Reflexiones en torno al sobreendeudamiento


(Textos recobrados de MicroDinero) Sobreendeudamiento, prácticas de cobro reñidas con la ética y tasas de interés exorbitantes suelen derivar en circunstancias dramáticas y es algo que se ha venido repitiendo en el sector microfinanciero. Buscando abordar estas consideraciones, uno de los paneles de la Cumbre Mundial del Microcrédito discutió este martes tal problemática en el marco de una sesión plenaria presidida por la directora de Desarrollo de Microempresas de Usaid, Shari Berenbach.

Anton Simanowitz
Anton Simanowitz, fundador del Imp-Act Consortium, es autor del documento que inspiró el debate (titulado Challenges to the Field and Solutions: Over-Indebtedness, Client DropOuts, Unethical Collection Practices, Exorbitant Interest Rates, Mission Drift, Poor Governance Structures and More).

Al presentar su trabajo, Simanowitz dijo que le había llamado la atención cómo algunas familias en Haití caen en la pobreza producto de una enfermedad. Tal vulnerabilidad es agravada por prácticas dañinas de las IMFs, como prestar dinero sin tener en cuenta las necesidades reales de los clientes, falta de un diseño adecuado de productos, no disposición a reestructurar créditos (ante eventualidades o contingencias dramáticas) y aplicación de tolerancia cero ante el menor retraso en los pagos. Tales condiciones colocan a estos hogares en una “olla a presión”.

El autor del paper, investigador del Institute of Development Studies, de la University of Sussex, del Reino Unido, dijo que esta situación no es exclusiva de la India o de mercados con mucha competencia, sino que es algo extendido en el sector.

Recalcó que la industria tiene el conocimiento sobre cómo evitar estos problemas, pero falta aplicarlo.

Para Simanowitz, es necesario que las IMFs respondan de manera flexible a las necesidades de sus clientes y ofrezcan una diversidad de productos financieros, abriendo los ojos ante lo que son sus verdaderas necesidades.

El documento fue comentado y discutido por tres destacados panelistas: Tilman Ehrbeck, director ejecutivo del CGAP; Roshaneh Zafar, directora ejecutiva de Kashf Foundation, en Paquistán; y Fabiola Céspedes, coordinadora de Desempeño Social del Foro Latinoamericano y del Caribe de Finanzas Rurales (ForolacFR).

Productos adaptables a cada cliente

Ehrbeck coincidió con el estudio en el sentido de la necesidad de conocer a fondo al cliente: sus sueños y sus planes, que siempre son muy concretos, muy tangibles (comprar ganado, instalar un establo, matricular a sus hijos en la escuela, etc). Sobre esa base, pensar una serie de servicios financieros, más allá del crédito.

El experto del CGAP enfatizó la idea de que los productos no pueden ser algo rígido, sino adaptables a la situación del cliente y sus proyectos, de modo que las finanzas contribuyan a protegerlo y a ampliar sus activos domésticos.

Zafar, en tanto, se centró en el aspecto vinculado al sobreendeudamiento partiendo de su experiencia en Paquistán. Habló de las consecuencias que produce esta situación tanto en los clientes (económicos, sociológicos, de género) como en las instituciones (sustentabilidad, impacto sobre la misión, reputación) y la imperiosa necesidad de desarrollar programas de educación financiera.

De acuerdo a su experiencia en Kashf, una mayoría de clientes consultados (74%) tras un programa de capacitación financiera dijo haber incorporado hábitos responsables con el dinero, como por ejemplo verificar los términos y condiciones antes de tomar un préstamo.

Céspedes, finalmente, comentó lo que para ella son mejores prácticas para afrontar los retos del sobreendeudamiento en los clientes de microfinanzas: saber anticiparse, segmentar por sectores socioeconómicos, tener principios y normas muy claras para afrontar una competencia que puede ser irresponsable.

Agregó la necesidad de tasas justas y equitativas, de ser severos con empleados de la institución que tengan comportamientos inapropiados con los clientes y, en línea con lo sostenido por Simanowitz, la necesidad de ser solidario y empático con el cliente que sufre una emergencia.

Referencia

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